29 de marzo de 2012

El universo de los cuentos de Oscar Wilde


Oscar Wilde ha sido, y aún continúa siendo, una de las figuras más notables y controvertidas en la historia de la literatura inglesa, debido en parte al hecho de que durante su época de esplendor literario, la última década del siglo XIX, su persona­lidad artística estuvo marcada por la vida frívola que llevó, esa famosa "doble-vida" que rebasaba ampliamente los límites permisibles por la moral puritana de sus contemporáneos y que daría lugar al escándalo que desembocó en su condena a dos años de trabajos forzados por su homosexualidad.
            El ambiente de inmoralidad que rodeó su vida influyó en la acogida que tuvo su producción literaria, la cual fue a la vez alabada por unos pocos y vituperada por la mayoría de los críti­cos que vieron en ella un nítido reflejo autobiográfico. El punto álgido de la polémica sobre su obra tuvo lugar en 1891, el año en que vieron la luz tres de sus principales obras en prosa: su libro de ensayos Intentions, que irritó a algunos lectores por el tratamien­to tan poco convencional que hacía de los temas más convencionales para la opinión británica; su novela El retrato de Dorian Gray, que fue vilipen­diada por aquellos que sólo vieron en ella el lado corrupto del protagonista y de su crea­dor; y Una casa de granadas, una serie de cuentos con una moraleja no siempre eviden­te, además de una aguda sátira humorística.
            La polémica la había suscitado, ciertamente, la relación que la crítica encontraba entre su conocida vida y su obra, lo cual es a pesar de todo innegable. Prácticamente todos los críticos y biógrafos de Wilde coinciden en analizar su obra a raíz de su vida o viceversa, explicar su vida al amparo de su obra, pues ambas están regidas por una misma estética muy llena de matices: cultura, paganismo, escándalo, artificio, dandismo, arcaísmo, una amplia rebeldía general y una excepcional originalidad por la forma con que hizo propias todas las influencias que recibió a lo largo de su vida, y a las que hemos de hacer referencia. Hesketh Pearson, uno de sus más importantes biógrafos y críticos, marcó definitivamente esta relación vida-obra de Wilde afirmando rotundamente que la personalidad de Wilde es primordial en toda su obra.
            Si toda su producción literaria, poesía, prosa, ensayo y teatro, tiene como denominador común una reconocida base autobio­gráfica, en mi estudio de los cuentos he aludido inevitablemente a su vida y he puesto un gran cuidado para no caer en los mismos prejuicios de sus primeros críticos, porque, como Wilde no cesó de repetir, vida y obra son dos entidades independientes y, después de todo, sus escritos son inmensamente más importantes que su conducta privada.
            Aunque en la actualidad nadie duda de su grandeza litera­ria ni de la pureza de su creación artística, la inmensa mayoría de los estudios críticos se han encaminado hacia lo que se considera su obra más representativa: sus cuatro comedias y su única novela, o bien hacia su obra en conjunto. Dado que en general los cuentos están relegados a capítulos o artículos de menor consideración, he dirigido mis pasos hacia ellos convencida de su relevancia en la carrera literaria de su creador. Existen, además, numerosos datos presentes en las biogra­fías sobre Wilde y en sus propias cartas que confirman esta creencia, como el recuerdo que su hijo Vyvyan Holland conservaba de su padre contando cuentos a sus dos hijos, tanto de creación propia como ajena:

he would keep us quiet by telling us fairy stories,... of which he had a never-ending supply. He was a great admirer of Jules Verne and Stevenson, and of Kipling in his more imaginative vein. ... He told us all his now written fairy stories suitable adapted for our young minds, and a great many others as well.

            O las conversacio­nes de este autor había mantenido con grandes figuras de las letras, entre ellos sus compatriotas W. B. Yeats y G. Bernard Shaw, quienes mani­fes­ta­ron que su modo natural de hablar consistía en contar historias, de las cuales muchas de ellas puso después por escrito y son las que conocemos hoy en día. Si el pensamiento de Wilde se desarrolla­ba espontáneamente en los cauces del cuento, éste constituyó lógica­mente su medio imprescin­dible de expresión.
            Con El universo de los cuentos de Oscar Wilde lleno el vacío en la bibliografía crítica de este autor, mostrando la importancia que tienen en su carrera literaria. Para ello examino en detalle todos los cuentos que componen las tres colecciones, una serie de narraciones breves que la crítica inglesa ha catalogado como "fairy tales", cuentos de hadad, o cuentos infantiles, y que son:
·         El  príncipe feliz y otros cuentos (1888), que comprende : “El príncipe feliz", “El Ruiseñor y la Rosa", “El Gigante egoísta", “El amigo devoto" y “El cohete notable"
·         Una casa de granadas (1891), con “El joven Rey", “El cumpleaños de la Infanta", “El pescador y su alma" y “El niño estrella”.
·         El crimen de Lord Arthur Savile y otros cuentos (1891): con “El fantasma de Canterville“, “La Esfinge sin secreto", “El millonario modelo" y " El crimen de Lord Arthur Savile“.
            He estudiado los cuentos en tanto mensaje litera­rio, o sea, como discurso esencialmente connotativo, propio de la comunica­ción artística, que sin excluir la denotación, la sobrepasa. Por consiguiente, a partir del análi­sis del lenguaje en su función denotativa llego al mensaje oculto, pero insinuado, como expresión personal de su autor, porque, además, el cuentista importa como personalidad creadora de una forma estilístico-semántica.
            Para conocer la relación en los cuentos entre los mensajes denotativo, y connotativo y entre estos y la aportación personal del autor, primero he distri­buido previamente el vocabu­lario en los diversos campos semánticos que componen los diferentes capítulos. A continuación he cotejado la infor­ma­ción obteni­da con la que aporta el resto de la produc­ción litera­ria de Wilde y las numerosas biografías que existen sobre su persona, en busca de la visión global del autor sobre cada uno de estos temas.
            El punto de partida ha sido el reconociendo de su personalidad como artista esteticista, lo que me ha obligado a considerar su propia teoría sobre el arte (bajo la cual elaboró sus cuentos), sobre la crítica y sobre la función de los críticos. Como esteticista, Wilde afirmó que la forma de llegar al artista es a través de su método artístico, y ese es nuestro objetivo último: ofrecer un análisis sobre la coherencia de estilo y contenido de los cuentos de Wilde como la expresión única e irrepetible de su propia personalidad.
A lo largo del libro, analizo una amplia gama de temas (la naturaleza, el arte, la cultura, los cinco sentidos, el cuerpo humano, las clases sociales, las raíces populares, etc.) que representan los diferentes campos semánticos del vocabulario utilizado en los cuentos. El libro concluye que Oscar Wilde hizo uso del vocabulario apropiado para expresar sus preocupaciones sociales, éticas, culturales y estéticas con un tono más bien pesimista.

MARÍA C. SANZ CASARES. 1996. El universo de los cuentos de Oscar Wilde. UVA: Secretariado de Publicaciones.

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